Según Aon, una crisis de reputación puede tener un efecto devastador en una empresa, ya que supone no sólo una amenaza para el valor de los accionistas, sino para la propia organización. Los líderes empresariales reconocen este riesgo y el daño a la reputación y a la marca se encuentra sistemáticamente entre sus principales preocupaciones en la Encuesta Global de Gestión de Riesgos de la organización.
A pesar de la importancia potencial del riesgo, el impacto de un evento que amenace la reputación puede ser difícil de cuantificar; y los líderes empresariales a menudo tienen dificultades para ver el riesgo de reputación como un peligro diferenciado.