
El pasado miércoles, 2 de febrero, tuvo lugar el hundimiento del petrolero «Trinity Spirit» con capacidad para almacenar 2 millones de barriles de crudo de la compañía nigeriana Shebah Exploration and Production Company (SEPCOL), en las aguas de Nigeria, que amenaza con generar un gran desastre medioambiental.
La explosión se produjo a primera hora de la mañana y desató las llamas en este navío-plataforma, que estaba situado en la terminal petrolera de Ukpokiti, en el Delta del Níger. La causa de la explosión está siendo investigada, pero, se puede confirmar que habían 10 tripulantes a bordo del barco antes del incidente.
El Trinity Spirit es un buque de tipo FPSO (siglas en inglés de Producción, Almacenamiento y Descarga Flotantes). Los FPSO son gigantescos navíos-plataformas fundamentales para explotar petróleo en aguas muy profundas, que pueden ser conectados a pozos submarinos y almacenar provisionalmente su producción hasta trasladarla a navíos cargueros.
El sector petrolero en Nigeria —que es el primer productor de crudo en el continente africano— ha sido blanco de duras críticas por parte de las comunidades, que han denunciado grandes pérdidas y daños medioambientales causados por sus actividades durante años, en concreto, en el sur del país.
La compañía, que tenía el buque en alquiler, ha iniciado una investigación interna. Pero no ha sido la única. Gbenga Komolafe, director ejecutivo de la Comisión Reguladora de Petróleo Upstream de Nigeria, ha dado instrucciones a sus agentes “para que se muden y realicen un informe del incidente a gran escala”. Un seguimiento que el Gobierno ha decidido llevar después de que en noviembre, un pozo tratado por el productor Aiteo Eastern E&P Co. también detonará y vertiera petróleo y gas al aire y al río durante cinco semanas.
