Administradores, consejeros y directivos están inmersos, cada vez más, en este mundo VICA en el que convivimos cada vez con más naturalidad.
Basta ver cómo los mercados financieros apenas se movieron inicialmente tras la invasión de Ucrania, el pasado 24 de febrero, pese a que las consecuencias directas e indirectas que se producirán afectarán también a España.
La vulnerabilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad forman parte del nuevo escenario en el que los D&O deben tomar decisiones y actuar.
En la última década, el marco regulatorio nacional e internacional, las reivindicaciones y movimientos sociales y las demandas de los inversores, han experimentado un fuerte incremento en términos de exigencia. Aumenta de esta forma la presión por los resultados, los objetivos, la inmediatez en la toma de decisiones y el cumplimiento normativo de todo tipo, aumentando con ello el riesgo de adoptar acuerdos erróneos, no suficientemente conocidos o evaluados, generando un potencial adicional de reclamaciones a las derivadas de las políticas sanitarias, laborales y económicas adoptadas tras la pandemia del Covid-19.
Lejos queda ya el compliance, asumido por toda clase de empresas, la capacidad de resiliencia frente a los ciberataques -aunque todavía el nivel de concienciación sea del 50% y la brecha de aseguramiento de más del 70% y las políticas de igualdad, todas ellas generadoras de potenciales reclamaciones. Se han solventado relativamente bien los riesgos de viabilidad e insolvencia derivados del brutal incremento del coste de la energía, pero subyace ahora el riesgo latente de la inflación, los problemas de suministros, la falta de componentes y el escenario de guerra en la frontera este de Europa.
En este escenario aparece también el ESG -Environmental Social and Governance- entendida como la política de sostenibilidad del modelo de negocio empresarial y la capacidad para adaptarse rápidamente a un nuevo entorno económico. La sostenibilidad medioambiental, los aspectos sociales derivados de las relaciones con empleados, accionistas y grupos de interés y la gobernanza son el nuevo reto al que deben enfrentarse consejeros y directivos. Se trata de una nueva obligación que, aun no siendo legal, es -de momento- moral y social, posiblemente más grave en términos de inversión, reputación y exigencia por su carácter de permanencia y larga duración. El ESG es el nuevo compliance de gobernanza, que será especialmente analizado por los inversores.
No hay que olvidar que, en el actual contexto económico, España es un destino importante de inversiones, especialmente norteamericanas, que, sin embargo, deciden el destino de su inversión en empresas con potencial y con capacidad de tener o implementar a corto políticas suficientes y adecuadas de ESG. A las preguntas de los aseguradores sobre las políticas ESG, ya no será suficiente un ticking a box para salvar la respuesta, pero tampoco debe ser admisible que su aprobación solo conlleve una cotización para el programa de D&O y no un verdadero diseño newgen de coberturas.
Estamos ante una newgen de obligaciones y responsabilidades que ha de dar lugar a una new gen de administradores y directivos capaces de adaptarse rápidamente a las nuevas demandas de inversores y grupos de interés. Y todo ello ha de dar lugar a una new gen de productos aseguradores de D&O que vayan más allá de la simple discriminación entre middle market y major accounts. Es la hora de la adaptación del seguro de D&O a una nueva realidad social y económica y a un nuevo modelo de hacer negocios. Empezando por las primas.
José María Elguero, director de Riesgos Financieros de MARCH R.S.
Fuente: BDS – Inese