En un artículo reciente, Mapfre Global Risk ha analizado los desafíos que plantea el cambio climático en el sector asegurador y reasegurador. Los efectos del cambio climático, como precipitaciones extremas, inundaciones, sequías, incendios forestales y el aumento del nivel del mar, están generando nuevos riesgos para el sector, que se ve obligado a adoptar nuevas soluciones y enfoques.
El artículo indica que, en 2022, los seguros cubrieron aproximadamente el 45% de las pérdidas económicas globales relacionadas con catástrofes naturales, que ascendieron a 275.000 millones de dólares. Estas pérdidas aseguradas superaron los 100.000 millones de dólares anuales en promedio, y eventos catastróficos como el huracán Ian en 2022 resultaron en pérdidas aseguradas de 65.000 millones de dólares.
Uno de los principales desafíos que enfrenta la industria es la falta de modelos predictivos precisos para evaluar y prevenir los riesgos climáticos. La complejidad de los cambios climáticos impredecibles ha llevado a una mayor incertidumbre en los mercados y a un aumento de las primas y requisitos de suscripción más estrictos.
Además, se ha observado una creciente tendencia hacia la exclusión de coberturas relacionadas con el cambio climático en pólizas de seguro, lo que ha generado controversia y litigios en el sector. La falta de claridad en la redacción de estas exclusiones ha afectado a la reputación de las compañías de seguros.
Ante estos desafíos, la industria aseguradora se encuentra en una encrucijada, buscando ofrecer soluciones asequibles para cubrir los riesgos del cambio climático y al mismo tiempo mitigar su impacto económico. La claridad y la transparencia en la redacción de las pólizas, así como la inversión en modelos predictivos más avanzados y el uso de inteligencia artificial, son elementos esenciales para abordar este reto y garantizar un futuro sostenible y rentable para la industria aseguradora.