Huracanes, terremotos y tormentas azotan áreas vulnerables a eventos climáticos extremos cada temporada. Sectores estratégicos se esfuerzan por proteger infraestructuras y poblaciones, pero ¿qué tan precisamente podemos prever su impacto?
El mundo enfrenta una creciente intensificación y extensión de eventos climáticos, como olas de calor extremas y tormentas tropicales, con consecuencias devastadoras para ciudadanos y economías. En respuesta a esta urgente necesidad, Bernat Jiménez Esteve, científico atmosférico del Instituto de Geociencias (IGEO) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), analiza las tendencias tecnológicas que abordan este desafío en un reciente artículo.
La anticipación de estos eventos es crucial para una gestión eficaz de riesgos, planificación de recursos y respuesta rápida. Permitir la preparación previa reduce el impacto en vidas humanas y bienes materiales, según Jiménez. Este enfoque impacta positivamente en aspectos como la seguridad ciudadana, la sostenibilidad agrícola y la continuidad de servicios esenciales.
Jiménez destaca el papel de la inteligencia artificial (IA) en esta tarea. «La incorporación de técnicas de IA ha revolucionado la predicción de eventos extremos, permitiendo pronosticar la probabilidad de olas de calor semanas antes de su ocurrencia», afirma. Estos avances mejoran la precisión de los modelos numéricos y reducen sesgos e incertidumbres, gracias a la mejora en la asimilación de observaciones y el procesamiento avanzado de datos.
Aunque persisten desafíos debido a la baja frecuencia y limitada previsibilidad de estos fenómenos, Jiménez confía en la colaboración científica y los avances tecnológicos para superarlos. «Las últimas décadas han visto mejoras significativas en modelos numéricos, observaciones y parametrizaciones físicas, lo que promete un futuro más parametrizado y menos incierto», concluye.