España continúa posicionándose entre los países que más progresan en la transición hacia una economía baja en carbono. Así lo refleja el Green Transition Tracker 2025 de Allianz Research, que sitúa a nuestro país en el puesto 18 del ranking global y en una senda compatible con el objetivo de limitar el calentamiento a 2 °C.
El informe destaca que España ha cerrado ya el 29% del recorrido necesario para alcanzar las cero emisiones netas en 2050. Este avance se apoya en tres pilares principales: el fuerte desarrollo de las energías renovables, la mejora progresiva de la eficiencia y un desacoplamiento cada vez más evidente entre crecimiento económico y emisiones. Desde 2015, las emisiones nacionales se han reducido un 17%, mientras que el PIB ha aumentado un 18%, lo que ha permitido rebajar un tercio la intensidad de carbono de la economía. Además, las fuentes bajas en carbono representan ya el 73% de la generación eléctrica, y el uso del carbón se ha reducido del 18% al 2%.
Pese a este progreso, Allianz Research advierte que persisten desafíos significativos. Entre ellos, el retraso en el desarrollo de redes eléctricas capaces de integrar el creciente volumen de energías renovables, el estancamiento en las emisiones del transporte, la mejora aún insuficiente de la intensidad energética y el incremento del 35% en los subsidios a combustibles fósiles durante la última década.
A nivel internacional, el estudio muestra un avance heterogéneo. Diez años después del Acuerdo de París, quince países se sitúan ya en una trayectoria alineada con el objetivo de 1,5 °C, mientras que otros veinte han recorrido al menos una quinta parte del camino hacia la neutralidad climática. Luxemburgo y Suiza encabezan la clasificación, mientras que China y Estados Unidos, responsables del 40% de las emisiones globales, continúan en posiciones rezagadas, ocupando los puestos 57 y 58.
El informe concluye que, aunque el mundo aún puede cumplir sus metas climáticas, el ritmo actual no es suficiente sin una aceleración decidida en inversión, regulación y despliegue de tecnologías limpias. España, a pesar de su buen posicionamiento relativo, comparte este reto.
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