Tras la pandemia y la crisis energética, las energías renovables han experimentado un crecimiento exponencial, impulsadas por un compromiso global con la economía verde y la sostenibilidad. En este contexto nacen diversas líneas de investigación para rentabilizar los desarrollos tecnológicos y optimizar los recursos. Una de las iniciativas más prometedoras consiste en la sinergia de la industria energética con otros sectores que han dado como resultado la tecnología agrovoltaica, que permite el uso simultáneo de un terreno tanto para la generación de energía solar fotovoltaica como para el cultivo.
El principal escoyo de esta industria es el propio terreno, principalmente cuando se trata de readaptar un espacio que estaba en funcionamiento. “Las instalaciones están diseñadas para albergar un negocio exclusivamente energético y las condiciones no son las idóneas para el desarrollo de cualquier tipo de proyecto agrario, ya no solo por la distancia entre los paneles y el terreno a cultivar, sino también por las condiciones agronómicas del suelo y por la sombra ejercida por los paneles”, asegura.
Diseñar estos modelos agrovoltaicos es todo un reto, ya que el aprovechamiento agrario está totalmente condicionado por factores de localización y construcción de la propia instalación energética:
- Características edafoclimáticas de la zona. Aptitud agrícola del suelo, profundidad, acidez, fertilidad, textura, topografía, uso histórico del suelo, etc
- Aspectos socioeconómicos locales. Mano de obra, desarrollo de mercados, cooperativas, fábricas o rentabilidad
- Infraestructuras existentes.
Es una tecnología muy robusta y versátil y, sobre todo, son instalaciones muy rentables
Otro aspecto importante a tener en cuenta es que la agrovoltaica “no es compatible con todos los cultivos y es particularmente más beneficiosa con aquellos que precisen más sombra”. Para determinar cuáles son más efectivos, es preciso realizar ensayos sobre el terreno. “Nuestro proyecto tiene en marcha pilotos en tres comunidades autónomas. En Castilla y León se están probado cinco tipos diferentes de praderas de prolífitas permanentes —que son las de mayor potencial para aumentar la diversidad— y plantas aromáticas en las zonas libres. En Extremadura, se han propuesto la mejora de las cubiertas vegetales acompañada del manejo regenerativo con ganado ovino. Finalmente, en la Comunidad Valenciana se han plantado aromáticas en zonas de suelo libre, con el objetivo de determinar el rendimiento económico de este cultivo en condiciones de secano y regadío, de manera que sean rentables en suelos fotovoltaicos”, afirma la Clúster Manager de CYLSOLAR.
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