Hoy en día, cualquier actividad humana (individual, colectiva, empresarial o política) debe considerar el impacto ambiental, así como las sustancias PFAS. AXA XL indica que esto ha llevado a que empresas de todos los tamaños y sectores integren objetivos medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG).
Reguladores en Europa y más allá buscan clarificar la información sobre el comportamiento ambiental de las empresas, mientras que organizaciones no gubernamentales y otras entidades exigen compensaciones por daños al medio ambiente, la biodiversidad y la salud humana y animal.
En los últimos años, ha crecido la atención sobre el uso de sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), también conocidas como «químicos eternos». Estos compuestos, que no se degradan y se acumulan en el medio ambiente y en los seres vivos, tienen efectos adversos para la salud.
Los PFAS están presentes en una variedad de productos de consumo e industriales debido a sus propiedades repelentes de agua y suciedad. Se encuentran en textiles, cosméticos, envases de alimentos y espumas contra incendios. La contaminación ambiental permite que estos químicos entren en la cadena alimentaria, afectando suelos, pastos y aguas, y migrando a los alimentos a través de ciertos materiales de embalaje.
Dado que los PFAS no se descomponen, su presencia en el agua potable y el aire se está convirtiendo en un problema creciente, afectando a comunidades más allá de los sitios de uso directo. Además, la producción y manipulación de PFAS representa un riesgo laboral para las personas expuestas.
Aunque la ciencia aún está evolucionando en cuanto a los efectos de los PFAS, las evidencias actuales sugieren que su acumulación puede causar serios problemas de salud, incluyendo daños hepáticos, enfermedades tiroideas, infertilidad, colesterol alto, obesidad, supresión hormonal y cáncer.
La atención a los impactos ambientales y de salud de las actividades empresariales seguirá aumentando. Aunque la producción de muchos PFAS ha sido eliminada progresivamente, estos químicos aún se encuentran en alimentos, agua potable y productos de consumo.
A principios de 2023, Alemania, Dinamarca, Noruega, Países Bajos y Suecia presentaron una propuesta a la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) para restringir el uso de unos 10,000 PFAS bajo el reglamento REACH. La ECHA está evaluando esta propuesta, y las autoridades europeas planean prohibir los PFAS para 2026.
Algunos clientes ya han tomado medidas anticipadas para adaptarse a estos cambios. Desde AXA XL, sus equipos de suscripción y consultoría de riesgos están monitoreando de cerca esta propuesta y sus posibles implicaciones operativas.
Las empresas deben informar cada vez más sobre criterios financieros relacionados con el cambio climático, la contaminación y la biodiversidad. La UE ha establecido el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono para 2050 como parte de su Pacto Verde Europeo. La Directiva Europea sobre Informes de Sostenibilidad exigirá a las empresas publicar informes periódicos sobre riesgos sociales y ambientales, y el impacto de sus actividades.
Además, la propuesta de Directiva de la UE sobre Diligencia Debida en materia de Sostenibilidad requerirá que las empresas demuestren las medidas que toman para proteger el medio ambiente y los derechos humanos a lo largo de toda la cadena de valor.
A medida que Europa avanza hacia la neutralidad en carbono y las empresas buscan cumplir sus objetivos ESG, la adopción de nuevas tecnologías sigue en aumento. En línea con nuestras propias ambiciones ESG, en AXA XL están listos para apoyar a sus clientes en proyectos de descarbonización, uso de hidrógeno verde, reutilización y almacenamiento de baterías, y desarrollo de energías renovables.
Autor: AXA XL