La desinformación se ha consolidado como una de las amenazas más complejas y persistentes de nuestro tiempo, con impactos que trascienden lo social y alcanzan de lleno a las organizaciones públicas y privadas. En su nuevo informe, Radiografía de la desinformación: los motivos y los efectos, International SOS analiza a fondo este fenómeno global que mina la estabilidad, debilita las instituciones y representa un serio desafío para la gestión de riesgos corporativos.
La proliferación de información falsa, amplificada por las redes sociales y potenciada por la inteligencia artificial, ha transformado el panorama informativo, dificultando cada vez más la distinción entre hechos y manipulación. El informe detalla como actores maliciosos —desde gobiernos hasta entidades privadas— utilizan deliberadamente estas herramientas para generar confusión, erosionar la confianza pública y desestabilizar estructuras democráticas y empresariales.
Casos concretos como la instrumentalización de narrativas falsas en campañas electorales, operaciones de influencia geopolítica o incluso bulos sobre salud pública durante pandemias, evidencian el alcance de este problema. La desinformación no solo daña reputaciones o provoca pérdidas económicas, sino que también puede desencadenar disturbios sociales, fomentar discursos de odio y poner en riesgo vidas humanas.
Ante este escenario, International SOS subraya la importancia de contar con herramientas de verificación fiables y metodologías de análisis de la información, así como de invertir en formación para detectar fuentes dudosas y prevenir la difusión de noticias falsas.
