El agua es un recurso esencial y estratégico, no solo en el ámbito doméstico o agrícola, sino también en el entorno industrial, donde su uso resulta imprescindible para múltiples procesos productivos.
Desde AGERS, compartimos las claves más relevantes del artículo publicado por MAPFRE, que analiza cómo la industria está abordando los retos del aprovechamiento hídrico y la economía circular en un contexto cada vez más exigente desde el punto de vista medioambiental y normativo.
Industria, sostenibilidad y eficiencia: un equilibrio necesario
Las industrias ya no son vistas únicamente como agentes contaminantes: muchas de ellas han dado pasos firmes hacia una gestión más eficiente del agua, apostando por sistemas de reutilización, reducción de vertidos y tecnologías limpias. Según destaca el profesor Alberto del Villar, experto en hidrología de la Universidad de Alcalá, el foco está en lograr el “vertido cero”, mediante la regeneración y el uso responsable del recurso.
La economía circular aplicada al agua
El artículo de MAPFRE subraya cómo la economía circular ha cambiado la forma en que las industrias gestionan el agua. Donde antes había desecho, ahora se ve oportunidad: fosfatos y nitratos de aguas residuales se aprovechan en el ámbito agrícola, y tecnologías como la desalinización comienzan a verse no solo como solución de emergencia, sino como estrategia viable y sostenible.
El impulso normativo ha sido clave. La Directiva Marco del Agua y otras regulaciones europeas han elevado el listón, exigiendo controles más estrictos sobre calidad y tratamiento de aguas. Las empresas han debido adaptarse a nuevos parámetros, incluyendo contaminantes emergentes, que plantean desafíos tecnológicos y de gestión.
Nuevas tecnologías: depuración con innovación
El artículo también menciona los avances en biotecnología, procesos químicos y tecnologías de membrana, aplicados en el tratamiento de aguas residuales. Estas soluciones permiten abordar los problemas específicos de cada entorno, desde grandes ciudades hasta pequeñas comunidades industriales, optimizando recursos sin comprometer la eficiencia.
Casos como el de la región de Murcia —donde se reutiliza el 99 % del agua residual— muestran que los cambios ya están ocurriendo. Lo que hace décadas parecía ciencia ficción, hoy es una realidad que combina sostenibilidad, rentabilidad y responsabilidad.