Los precios de muchas materias primas se han disparado en los últimos meses, impulsados por una «tormenta perfecta» de acontecimientos mundiales. La pandemia de COVID-19, y las consiguientes restricciones a la circulación de personas, provocaron cuellos de botella casi inmediatos en la cadena de suministro, y las secuelas siguen provocando retrasos, escasez y atascos.
La falta de barcos también ha sido un problema. Además de provocar retrasos en el transporte de mercancías, la falta de buques portacontenedores disponibles ha hecho que se transporten en graneleros mercancías que normalmente no se transportarían de esa manera. Esto ha aumentado la exposición de algunas mercancías a elementos como el agua o los ratones en el barco, lo que ha dado lugar a algunos siniestros de seguros y ha provocado una mayor interrupción del suministro. Las recientes inundaciones en China -el mayor productor mundial de acero- también han afectado a la producción y las exportaciones de algunas mercancías, incluida la madera, lo que ha provocado aún más retrasos. Por todo esto los clientes buscan formas de mitigar los peores efectos del aumento del coste de los materiales en su negocio.
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