El Swiss Re Institute advierte que las pérdidas aseguradas por catástrofes naturales están en una senda ascendente imparable. En su último informe Sigma No. 1/2025, estima que en 2025 las pérdidas aseguradas podrían alcanzar los 145.000 millones de dólares, siguiendo la tendencia histórica de crecimiento anual del 5‒7%. Pero lo más alarmante es que existe una probabilidad del 10% de que las pérdidas superen los 300.000 millones, si grandes huracanes o terremotos impactan zonas densamente pobladas.
Un 2025 que comenzó incendiado
El año ha comenzado con una catástrofe: los incendios forestales en Los Ángeles, alimentados por fuertes vientos Santa Ana, han destruido más de 16.000 estructuras y provocado pérdidas aseguradas estimadas en 40.000 millones de dólares. Este evento, clasificado como “peligro secundario”, pone de nuevo en el centro del debate la necesidad de reforzar infraestructuras y adaptar zonas urbanas expuestas.
¿Una nueva normalidad?
En 2024, las pérdidas aseguradas por catástrofes naturales alcanzaron los 137.000 millones de dólares, un 20% más que en 2023. Estados Unidos concentró el 80% de las pérdidas, debido a huracanes como Helene y Milton, tormentas severas (SCS) y los crecientes costes de reconstrucción. Florida, Texas y California lideran la lista de estados con mayor exposición, lo que se refleja en primas más elevadas para los asegurados. En Florida, por ejemplo, un 11% de los códigos postales tienen primas superiores a los 10.000 dólares por póliza.
Riesgos primarios: el gran factor de volatilidad
Aunque los llamados peligros secundarios (tormentas, inundaciones, incendios) son los que generan la mayoría de los siniestros anuales, los peligros primarios, como huracanes y terremotos, siguen siendo los que provocan los años de pérdidas extremas, como ocurrió en 2005 (Katrina) o en 2017 (Harvey, Irma, María). Swiss Re modela una “probabilidad 1 en 10” de que este mismo año las pérdidas aseguradas lleguen a los 300.000 millones de dólares, si un evento catastrófico de este tipo golpea una gran ciudad costera o densamente poblada.
El papel crucial del reaseguro y la prevención
El sector reasegurador actúa como amortiguador financiero clave en estos escenarios. Con un capital estimado de 500.000 millones de dólares, Swiss Re considera que el sistema global está preparado para absorber incluso un año pico de pérdidas. Además, el informe subraya que la prevención es rentable: infraestructuras como compuertas, diques y mejoras en los códigos de edificación pueden ser hasta diez veces más eficaces que la reconstrucción posterior.
Adaptarse o asumir mayores costes
El informe también destaca que el aumento de las primas no solo se debe al riesgo, sino a factores estructurales como la urbanización en zonas de interfaz urbano-forestal (WUI), el aumento de los costes de construcción post-COVID y la falta de infraestructuras de drenaje en zonas vulnerables. La adaptación y resiliencia son ya urgencias estratégicas, no solo ambientales. Y el seguro, junto con gobiernos y particulares, debe ser parte activa en esta transformación.
Lo que antes era excepcional hoy se está convirtiendo en tendencia. Swiss Re deja claro que no es cuestión de si habrá otro año de pérdidas récord, sino de cuándo. Para el sector asegurador y reasegurador, y para todos los actores expuestos al riesgo climático, la prioridad debe ser anticipar, prevenir y compartir el riesgo de forma eficiente.